Un monumento nacido de la lucha por la libertad
Tras la independencia de Haití en 1804, adquirida a costa de feroces luchas contra el ejército colonial francés, el rey Henri Christophe ordenó la construcción de la Ciudadela Laferrière para proteger a la joven nación de posibles intentos de reconquista. Construida entre 1805 y 1820, esta imponente fortaleza domina las llanuras circundantes a casi 900 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo una vista estratégica de todo el norte de Haití y, en días despejados, hasta la costa cubana.
Con enormes muros que a veces alcanzan los 40 metros de altura, la Ciudadela fue diseñada para resistir los bombardeos más violentos. Su capacidad para albergar hasta 5.000 soldados, combinada con sus reservas de alimentos, agua y municiones, lo convertían en un refugio inexpugnable.