Haití: ¿Comprar votos para ser elegido una forma de corrupción o estrategia política?
El sistema político democrático requiere la participación activa de los ciudadanos en la gestión de la ciudad. Todos expresan libremente su opinión para la gestión armoniosa de la sociedad. En general, las opciones están hechas de la organización de elecciones libres y honestas. Sin embargo, a veces los candidatos usan medios desviados para lograr sus fines. ¿Podemos considerar este acto como una forma de corrupción o una estrategia política?
En una sociedad democrática, la organización de elecciones a intervalos regulares es un imperativo. Los gerentes generalmente son elegidos por la mayoría de los votantes, lo que les garantiza una cierta legitimidad dentro del marco de la gestión del gobierno. Hoy, cada vez más, en todo el mundo, las elecciones están controladas por el poder económico. Este sector brinda mucha plata a los candidatos que a menudo compran los servicios de medios para tener cierta visibilidad a través de medios de comunicación de masas (radio, IVA, Internet, etc.) y sí sin restricciones muchos viajes muy caros, que requieren un enorme capital.
Por cierto, la posibilidad de que un candidato con bajos medios financieros de ser elegido se reduzca cada vez más en las sociedades occidentales. A pesar de todo, es ilegal comprar los votos de los votantes. Es un acto de corrupción que debería conducir a sanciones penales. Ninguna sociedad puede tolerar esta práctica que podría obstaculizar la degeneración del sistema democrático y, en consecuencia, del sistema electorado.
La sociedad civil y las organizaciones de derechos humanos deben estar atentos para evitar estas derivaciones dañinas en el sistema democrático. De hecho, la tentación de sobornar a los votantes para acceder a posiciones electivas debe denunciarse como un acto de corrupción. Al hacerlo, conducirá a la disidencia política entre el deber y la ley, porque los ciudadanos están llamados a elegir libremente a los líderes de la ciudad.
En última instancia, la organización de las elecciones debe ser el fruto del consenso entre los diversos grupos del sistema social. Los gerentes deben ser elegidos de acuerdo con su capacidad para proporcionar respuestas adecuadas a los problemas de la empresa. Todavía pueden beneficiarse de los poderosos medios financieros de otros socios. Pero, dar a los votantes directamente dinero es una Ley de Detective condenable que reduce la autonomía de la acción y el pensamiento de los votantes.
En este sentido, el voto de este último debe reflejar el deseo de elegir o construir una empresa justa, justa y favorable.